Hacia un tiempo que quería volver a intentar hacer ejercicios para fotalecer los dedos, y volvimos a utilizar las pinzas.
En otras ocasiones ya lo habíamos intentado pero era demasiado difícil para ella ya que debía ejercer más presión de la que sus músculos se podían permitir.
En esta ocasión me he dado cuenta que yo lo estaba haciendo desde una perspectiva poco adecuada, e intentaba que ella cogiera la pinza y la abriera para engancharla en el borde del cuenco.
Menos mal que la naturaleza es sabia y sigue su curso, y le dejé el cuenco con las pinzas ya puestas, de tal manera que ella las quitaba.
Yo no caí hasta el momento que la vi, que es mucha menor la fuerza que hay que hacer para abrir la pinza lo suficiente para quitarla del cuenco, que la fuerza que hay que hacer para ponerla, y el ejercicio es el mismo pero con un nivel de dificultad mucho menor, digamos que inicial.
No le gusta mucho el ejercicio, de tal manera que seguiré buscando alternativas atractivas. Ya veremos lo que se nos va ocurriendo.